La hormiga tiene una edad, tiene tiempo y compromiso, pero también conoce las mejores formas para conseguir la eficiencia de la felicidad ciudadana, y cómo no de la suya propia.
Estoy de vuelta, dicen algunos a nuestra edad. Pero el momento es necesariamente complejo, el cambio social llega al adjetivo de revolución, nuevo orden social y mundial, el covid ha hecho que todo sea diferente, y la guerra fría vuelve a Europa y el mundo, pero con tiempos mucho más rápidos. Lo que se cuajaba hace dos años ya es una realidad, un mundo en el que la energía que lo mueve se transforma y varía su poder, donde la mejora de la producción no puede ser el único objetivo, ni siquiera el objetivo frente a la calidad de vida, un mundo donde la semana laboral puede reducirse, el ocio aún adquirir mayor valor, un mundo en el que conexión no implica socialización, ese es el tiempo del siglo XXI.
En ese mundo la economía debe virar, debe plantear nuevas necesidades no individuales y debe procurar la sostenibilidad del planeta y la del ciudadano. En esto trabajamos, es mi forma de entender la economía, una economía de valores en la que el PIB es un invitado más.
Te dejo una gran entrevista realizada por Andrés Sánchez Escobar, en la que planteo estas necesidades y mi valoración de la sociedad. Te dejo además una encuesta que te ánimo a difundir y a completar en unos minutos: Cuestionario: Midiendo la felicidad en 2022
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