El tema desgraciadamente da para
muchos renglones, es una de las grandes lacras sociales a las que seguimos
enfrentándonos hombres y mujeres, y a la que la hormiga ha dedicado alguna
columna anteriormente. El millar de victimas desde que se contabilizan hace 16
años, muestra que son necesarias muchas más manifestaciones sociales de repulsa
al machismo, en pro del feminismo, que recuerdo pues aún muchos confunden
términos, que se trata de un movimiento de lucha por la igualdad real de
capacidad y derecho entre géneros, sin supremacía de ninguno de ellos.
No avanzamos como sociedad cuando
el 50% de nuestra población sufre diariamente por razón de su género. El gran
avance inicial propiciado por la necesidad de mano de obra en la Gran Guerra,
de la que se cumplen cien años en estos días, por la que se otorgó el derecho
al voto a las mujeres paulatinamente por los Estados, no me permite
congratularme por la situación actual, en la que aún permanecen prohibiciones
de más de veinte países al respecto.
En este año, sin ser una
situación “afortunadamente” extrema en nuestro país, hemos tenido que capear
con sentencias en los tribunales, una muy reciente sobre agresión familiar
delante de menores, dictadas fundamentalmente por hombres, que claramente no
son aceptables. Tenemos en nuestra retina aún el caso de “la manada”, que
cuesta entender a muchos sobre la violencia psicológica, física, y de otra
índole ejercida por varones y las “justificaciones” injustificables de una
sociedad machista, que hablan sobre la forma de vestir, el comportamiento ante
el alcohol, y un largo etcétera con la deleznable intención de quitar hierro a
este asunto, recientemente tenemos otro ejemplo en Irlanda. A los que cueste
entender dicha cuestión, que lean la sentencia, es pública, y tras leer los
hechos probados, determinen su acuerdo o desacuerdo.
Volviendo al tema de igualdad de
trato, en la educación siempre estuvo el origen, debemos incidir en ello desde
las aulas y hogares, respetar a la persona, abstrayéndonos de su género.
Siempre recuerdo que en mi casa tuve el principal ejemplo: mi padre, que
siempre ridiculizó al extremo al “hombre” que se vale de su fortaleza para
imponer algún comportamiento a una mujer.
Es necesario insistir en el
comportamiento igualitario cambiando la legislación en aquellos casos
claramente machistas que salpican nuestros códices, mejorar los órganos de
decisión, los consejos de administración, los tribunales, etc., con más
mujeres. Es necesario eliminar comportamientos culturales y religiosos, también
todos los mayoritariamente nuestros, que discriminan a la persona por ser
mujer.
La violencia no precisa de
pistolas, ni armas blancas, si el ambiente en el que se usa la amenaza, el
insulto, la vejación, es propicio para ello. Y es que un maltratador, en todas
sus facetas debe ser reconocido y repudiado por su sociedad, el Estado además debe
intervenir, en otro caso la víctima seguirá siéndolo.
Debemos movilizarnos, la sociedad
no puede seguir permitiendo el temor de ser mujer para desarrollarte como
persona, NO PUEDE. Espero remover conciencias y ayudar a cambiar
comportamientos sociales, espero sobre todo vivir en una sociedad dónde no se
te juzgue, condene o limite por razones de género.