Aquellos asesores de Moncloa
deberían indicar al Presidente Sánchez que ha llegado el momento de buscar
fecha para elecciones generales en 2019. En el primer trimestre estaría aún
vivo el juego político, con grandes posibilidades para socialistas ante un PP
en descomposición y un Podemos roto en sus acciones, en el segundo trimestre sería
claramente un órdago a todo o nada, coincidiendo con municipales, autonómicas y
europeas, pero cada vez más plausible, y el cuarto trimestre sería lo deseable
para el gobierno, por el menor riesgo asumido, aunque cada vez más inviable,
según se está poniendo el patio o propiamente, la arena política.
Ante un mes de noviembre que pasa
la prueba del empleo y resiste a un constante crecimiento económico, la
situación política no deja ya de ser infumable. Unos presupuestos más sociales
que se permiten desde Europa, pero que dependen de las peticiones
independentistas sobre los “mártires” del 1-O. Después de enviar delegados,
incluso a la cárcel, provocar que la abogacía del Estado acuerde sedición con
un máximo de pena de doce años para Junqueras, y continuos guiños a una rebaja
de pena e indultos, permitiendo reorganización en nuevas asociaciones contra el
Estado, la cuerda sigue forzándose negando el apoyo al PSOE.
Pero ahora coincide con un
momento en que la oposición vuelve a tambalearse. Para cuando todos creían que
las cloacas de las escuchas del comisario que comparte cárcel con Junqueras se
dirigían sólo hacia los ministerios, resulta que han girado en los últimos días
hacia Cospedal, borrándola por el momento de la ejecutiva de su partido.
¿Jugarán al mus en la cárcel de Estremera? La política se ha contaminado hasta
este punto, ¿qué pensará Rajoy y Soraya de todo esto?
Pero el hecho es que en España
tenemos una gran capacidad latina de convivencia con las corruptelas. Asistimos
impertérritos a una fiesta orquestada para con los jueces que discuten a
petición del poder sobre quién paga los impuestos hipotecarios al Estado, y por
cuánto tiempo debe ejecutarse, el giro del Supremo apunta a que será sólo por 4
años. Seguro que habrá un ganador que es el Estado y unos perdedores que serán
los clientes finales, por cierto la devolución ha de pedirse ante hacienda no
ante los bancos, serán estos posteriormente los que ingresen, en su caso por
tal concepto en las arcas del Estado. ¿No será este el impuesto encubierto a la
banca pedido por Podemos?
Así, con la que está cayendo, se
plantean ahora jueces y abogados una huelga general para este 19 contra
Delgado, por tanto ahora son los poderes los que colisionan y esto empieza a
tener mala pinta. Suficiente para que decidan convocar elecciones. Es el
momento oportuno, quizá eso sí tengamos que enterrar primero a Franco, no huela
esto peor de lo que ya lo hace.
De los de fuera aunque no sean
latinos tampoco traen mejores noticias, esta sociedad digital y rápida, no va
por el mejor camino. Hubo un tiempo en que se hacía política para mejorar
nuestra sociedad.
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