Algo está pasando que nos debe hacer pensar. En pleno ascenso
en mi curva de la felicidad, rozando el medio siglo, echo la vista atrás y
prescindiendo de tópicos, como aquello de “…cualquier tiempo pasado fue mejor”,
que nunca creí, si que me preocupa observar los actuales movimientos
socio-políticos y económicos que parecen distanciarse y generar mayores
problemas en el futuro. Sin embargo, trataré de mirarlos con ironía, que alguno
de mis “no lectores” me recrimina junto al desinterés de las reflexiones de una
pobre hormiga.
Empecemos por el actual proteccionismo del que llevamos
tiempo alertando y que nadie frena ya por los “rubios” a ambos lados del
charco, el mercado y el poder que ejerce la posibilidad de controlarlo ha
olvidado que hablamos de personas cuando levantamos muros de ladrillo, explotamos
a trabajadores jugando con distintas reglas, sí, ahora hablo de China también,
cerramos Parlamentos o enjuiciamos al oponente. En el camino, fundimos
literalmente la atmósfera y el planeta. Aún me queda pensar que siempre fue
así, al menos los últimos 200 años, pero turba atisbar que nada aprendieron.
Si nos acercamos, tenemos en estos tiempos veganos que buscan
la igualdad entre gallinas o nos acusan de matanzas de sardinas con anzuelos mientras
se aligeran penas a violadores recurrentes, escapan manadas en libertad
vigilada, o se precisan de los medios de comunicación para concienciar a jueces
machistas de que un “no es no”. Y seguimos con los gestores de lo público, que
ante la diversidad no saben negociar para aceptar a un ganador al que ayudar
para no parar un país, que ya funciona a duras penas en funciones, y sin un presupuesto,
…por demasiado tiempo. El morado buscando un imposible socioeconómico que
liderar él desde su casoplón, el azul achicando aguas negras que le persiguen,
el naranja perdido en su bola de cristal como jefazo de la oposición, y el rojo
sin ofertas que satisfagan a nadie, … tantos egos.
Un horizonte oscuro ante el que se avecina una nueva crisis
económica, pues todo está relacionado, valores olvidados como especie social
que somos, y las ansias de poder hacen que el bucle tienda a repetirse, y
mientras otro mundo que sigue muriendo de hambre agoniza.
Por último, me di cuenta de parte del secreto de todo esto
leyendo el Quijote y cuando a través de modelos matemáticos y datos pude
demostrarme varias veces que Europa en este siglo ya no convergía y que se
había convertido en una carrera al menos a dos velocidades en la que las
diferencias sociales aumentaban cambiando capital humano cualificado por
“subvenciones”.
Pero todo sigue y todo pasa. Buena Feria a los albaceteños,
no olvidéis ser felices y recordar que es mucho más fácil a partir de los 50.
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