Una vez más se materializó la crispación del pueblo español en un acto en el que vascos y catalanes no quisieron estar, los gritos de Sánchez dimisión fueron la constante y el confinamiento en la capital se mantiene con cifras de Navarra de IA14 de 750, por 500 para la capital.
La grandeza de lo hispano quedó manejada por una raqueta increíble en París, pero empañada al tiempo por aquellos "nuevos" historiadores que lapidan estatuas de una nación que dejó incluso, bajo su amparo, su colonialismo en los cinco continentes, no como sus claros competidores europeos Gran Bretaña, Francia u Holanda.
Debe ser cosa de la edad, pero el orgullo de español está en desuso, lo veo apenado más que nunca en nuestro día y su repercusión dentro y fuera de sus fronteras, lo veo en políticos que buscan su pedestal en su región, lo veo en el atropello constante hacia todo su simbolismo, lo siento en las palabras que tachan de rancias nuestras tradiciones.
Aunque nos queda la nueva normalidad, tras dejar atrás a tantos fallecidos hemos alcanzado el pico de la segunda ola, y por delante un duro invierno que nos depara más pandemia y más crispación. La reunión de las banderas en Madrid es el anticipo de unos presupuestos imposibles sin los que quieren romper todo lo español, una moción de censura de la ultra derecha para recalentar un ambiente viciado por las cesiones del gobierno al independentismo, un empañamiento constante institucional junto a una crisis estructural donde innovación e investigación vuelven a ser las olvidadas, y mientras esperando que llegue la vacuna de fuera, el dinero de Europa que aún tardará más, en un duro otoño/invierno sin abrazos, sin familia, sin valores.
Mis felicitaciones, aunque se me tache de rancio, a Pilares, a la Guardia Civil y a toda la Hispanidad en el mundo. ¡Viva España!
No hay comentarios:
Publicar un comentario