Pero entre líneas siempre la economía y el poder de "los hormigueros", las materias primas, en este caso, la vuelta al gas y gaseoductos controlados por Rusia, el petróleo que sigue encareciéndose y el frío que siempre asola las escenas bélicas rusas. Si llega la primavera antes del ataque ruso no se producirá el enfrentamiento, la diplomacia aún tiene algo más de un par de semanas para ser efectiva.
El eje franco-germano históricamente es vital, y hoy incluso vence al lado francés por dos razones: el gas ruso que provoca una mayor dependencia germana y, la salida de Merkel, que acerca el entendimiento a Macron. Sánchez nada o poco tiene que decir, pues España está fuera del juego de poder en Europa al menos desde el siglo XIX y en la OTAN es aún un miembro que lucha por sus plenos derechos, por ejemplo, contar con el apoyo ante un eventual ataque a sus territorios en África. Pero el seguidismo necesario hacia sus aliados nos compromete en el problema del comercio internacional y la inflación. Si Rusia y USA renuncian a sus pretensiones ucranianas tendremos un 2022 que superará el crecimiento del 5% del pasado año.
Volviendo a Ómicron, nos situamos ya en una semana larga de meseta en bajada, dónde ninguna de las medidas de contención relacionadas con aforos, mascarillas, son ya eficientes al contar con contagiosidad sobre el 5% real en catorce días que llevará el Covid a más de 15 millones de españoles en poco más de dos meses, incluyendo a los asintomáticos, que tienen la enfermedad pero no lo saben.
Adelantando los números de la endemia, será en dos semanas que veamos el fin de Ómicron en clara bajada, y en unos pocos días más, antes de acabar febrero que renunciemos a la mascarilla en exteriores. No podemos parar más la vida cuando tenemos vacunas que protegen, ahora un tratamiento médico en domicilio, Paxlovid, y un virus que ya no es tan letal como otros con los que convivimos, y seguro hasta casi 10 veces menos que lo era la primera variante de Wuhan.
La historia y los datos nos dejan una sociedad pos-pandemia que vuelve a buscar el balance geopolítico en donde China sigue siendo el nivelador, pero ahora con mayor protagonismo. Europa se apaga de nuevo sin una clara unidad y el mundo sale de una pandemia de la mano de la ciencia, pero dividida por las farmacéuticas. Es hora de pues de mirar atrás y tratar de no repetir errores, aunque en esto somos especialistas. Respecto al coronavirus es ya la nueva gripe de nuestro tiempo, ahora veremos como se anulan todas las medidas específicas, desde la mascarilla hasta las bajas automáticas para contemplarla como una enfermedad infectocontagiosa más. Siendo positivos debemos reconocer que si que ha sido un triunfo desde la ciencia y la unidad, aunque finalmente las grandes compañías médicas han vuelto a generar fronteras, también en el fin de esta enfermedad, volviendo a la divergencia económica.
Cuidaos, sed felices y miremos a 2022 como el año de la gran recuperación con el permiso de rusos, americanos y chinos.
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