jueves, 20 de marzo de 2025

¿Qué hace a las personas sentirse más o menos felices?


iHumnoi/Shutterstock
Víctor Raúl López Ruiz, Universidad de Castilla-La Mancha; Domingo Nevado Peña, Universidad de Castilla-La Mancha; José Luis Alfaro Navarro, Universidad de Castilla-La Mancha y Nuria Huete Alcocer, Universidad de Castilla-La Mancha

Deshagamos tópicos: en términos sociales, y también individuales, la felicidad se puede medir. Es un hecho. En esta cuestión se emplazan distintas ciencias explícitamente, a través de diferentes indicadores, en gran parte subjetivos, desde el siglo pasado.

Es una realidad que siempre ha generado opinión, desde los antiguos filósofos. El físico alemán Albert Einstein encontró el secreto de la felicidad: decía que “una vida tranquila y modesta trae más felicidad que una búsqueda de éxito ligada a una constante inquietud”. Además, defendía que en el campo social contribuir al bienestar de los demás era el propósito de la existencia del individuo.

Merece la pena retomar estas sabias reflexiones en época digital y ver cómo se está transformando la sociedad a través de los indicadores de felicidad de sus individuos.

La felicidad, mejor si es digital

Se trata de una cuestión muy antigua, ya analizada por Aristóteles. A través de su concepción política, el Estado, la sociedad tiene un objetivo esencial: la felicidad de sus miembros. La novedad en la actualidad es la incorporación digital en las relaciones humanas. La cuestión es si se trata de un factor que ayuda a aquel objetivo.

Entre los cambios resaltados desde la ONU por el World Happiness Report en su análisis de la felicidad por grupos de edad, destaca la conclusión de que desde la crisis de inicio de siglo (2006-2010), la desigualdad en términos de felicidad ha aumentado. Pero especialmente para los ancianos, destacando el África subsahariana.

Son muchos los factores sociales implicados en estos rankings a nivel mundial: envejecimiento, pandemias, digitalización, conflictos bélicos y desigualdad económica o pobreza, por citar algunos. Dentro de este cóctel, en occidente adquiere importancia el envejecimiento y la digitalización.

En España, desde el Observatorio de Intangibles y Calidad de Vida (OICV) para 2024, concluimos que los ciudadanos con altas capacidades digitales alcanzan mayores niveles de calidad de vida y felicidad social. Entre los factores que los condicionan en sentido positivo se incluyen la sostenibilidad, el entorno laboral interconectado con posibilidad remota, las opciones culturales y deportivas y el turismo.

En negativo, o mejor, minorando su importancia, queda la familia y el sentido de comunidad. Es decir, estos ciudadanos están más aislados al tiempo que más conectados. Sustituyen relaciones sociales presenciales por digitales.

Por último, las capacidades digitales se encuentran directamente vinculadas con la edad, existiendo una clara barrera en los nacidos antes de 1970.

En resumen, la sociedad se transforma en digital dejando fuera fundamentalmente a los mayores con bajas capacidades. Estos individuos “analógicos” se sienten menos felices en esta sociedad. Sus patrones para alcanzar la felicidad son diferentes, provocando rechazos y aislamiento, a partir de la denominada brecha digital. Esos patrones pueden analizarse a través de los factores clave: familia, economía, trabajo, movilidad, salud…

A partir de la estimación del modelo de la felicidad (OICV), los mayores españoles solo logran el 58 % de su felicidad por vía social, frente al 67 % en los adultos y el 66 % en los jóvenes. El resto es inherente al individuo.

El uso y acceso a las nuevas tecnologías generan capacidades digitales. Son un nuevo factor diferenciador social, con similar importancia al de la alfabetización o la formación académica en siglos pasados. En nuestra sociedad existe, insistimos, una brecha digital.

Esta división se correlaciona claramente con la edad. Las personas mayores, que no crecieron con la tecnología, a menudo se enfrentan a desafíos para adaptarse a las herramientas digitales. Las generaciones más jóvenes, que han estado expuestas a la tecnología desde una edad temprana, suelen tener habilidades digitales más avanzadas.

Esta disparidad puede afectar significativamente a la participación en la sociedad moderna, y a las relaciones que no precisan de presencia física. La capacidad de utilizar tecnologías digitales influye en el acceso a la información, las oportunidades laborales, los servicios públicos y la participación en la vida social y económica, haciendo de la brecha digital un tema crucial para promover la inclusión y la equidad en la sociedad contemporánea.

Situaciones que afectan en el día a día a los individuos, por cuestión de eficacia y eficiencia, se han impuesto en un formato digital para el que muchos mayores no están ni quieren estar preparados. Esta circunstancia genera frustración y, por tanto, infelicidad.

De igual forma, tener éxito en la ejecución de estos formatos genera satisfacción y hace de los individuos digitales seres más felices. Sin embargo, la hiperconectividad tecnológica, en la que se eliminan las relaciones presenciales, puede derivar en problemas de ansiedad y aislamiento.

Desde el OICV hemos documentado en España los dos perfiles, extrapolables en buena medida a los países de Occidente. Por un lado, la brecha digital impacta sobre mayores de 60 años, acentuada en las mujeres y por la formación recibida. En la otra parte tenemos a los jóvenes menores de 30 años, sobreexpuestos a la conexión digital en tiempo de pandemia.

El Día de la Felicidad frente al blue Monday

En nuestra sociedad digital, tan de cortos plazos en la consecución de objetivos, tenemos un Día Internacional de la Felicidad, el 20 de marzo, establecido en 2012 por la ONU para fomentar el bienestar y la salud mental de las personas. En este día se ofrecen desde esta organización las mediciones y rankings de países sobre la cuestión.

Pero también se ha instaurado el “día de la infelicidad”: el tercer lunes de enero, el llamado blue Monday. En este caso, nace asociado a factores comerciales, aunque trata de adjetivarse como científico. Incorpora cuestiones sociales e incluso climáticas (pero solo del hemisferio norte) y es tachado como el más triste del año en términos sociales.

Pero lo cierto es que muchos seres humanos son infelices debido a los nuevos patrones de relación entre individuos en la sociedad digital. Al menos podemos subrayar dos situaciones de exclusión social que hacen a sus víctimas menos felices en la sociedad digital: la vulnerabilidad analógica y la alienación digital, entrelazadas por el contexto tecnológico actual.

Soledad no deseada: mayores de 75 años y menores de 30

Las cifras más elevadas en soledad no deseada en España en 2024 recaen en estos dos perfiles: mayores de 75 años y menores de 30 años.

Por una parte, lo que denominamos vulnerabilidad analógica repercute claramente en los mayores por sus carencias en capacidades digitales, provocando discriminación, aislamiento social y vulnerabilidad. El sentimiento de dependencia, unido a lo desconocido, provoca rechazo, frustración y, finalmente, soledad. Es decir, son personas infelices en mayor medida.

Por otra, está la alienación digital, que condiciona prioritariamente a jóvenes con altas capacidades digitales expuestos a la conectividad de millones de personas. Esta distopía digital genera una dependencia no presencial, desconexión social, deshumanización y una sensación de distanciamiento de nuestras propias experiencias y realidades.

El resultado es el mismo: vulnerabilidad, frustración, aislamiento e infelicidad. Quizá esta situación es aún peor, pues en esa distopía abandonan la sociedad y su forma política, quedando al margen del objetivo aristotélico de cualquier estado: la búsqueda de felicidad de sus integrantes a partir de su interactuación.

Los jóvenes occidentales son ahora menos felices y tienden a la frustración, la alienación y el rechazo ante un sistema que está provocando incluso la crisis de los sistemas democráticos.

Lo mejor quizá está por llegar, con los sistemas sustitutivos de relaciones personales a través de la IA. ¿Será la felicidad social en su mayor parte digital?The Conversation

Víctor Raúl López Ruiz, Catedrático de Universidad en Economía Aplicada (Econometría), Universidad de Castilla-La Mancha; Domingo Nevado Peña, Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Castilla-La Mancha; José Luis Alfaro Navarro, Catedrático de Universidad en Economía Aplicada (Estadística), Universidad de Castilla-La Mancha y Nuria Huete Alcocer, Profesora Contratada Doctora, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

viernes, 31 de enero de 2025

Decreto omnibús troceado y otras cuestiones de Confianza

Aprendemos cada día sobre una nueva forma de gobernar, basada en retóricas y cambios de opinión que se soportan claramente en el frentismo ante lo que se quiere hacer ver como postura conservadora versus progresista, para poder echar mano de ella en un previsible escenario electoral. 
Por otra parte, su socio de gobierno 'Junts', ha culminado la negociación con todo a su favor, dejando claro qué 29 medidas aprobaría, de las 80 iniciales, y que por ejemplo nunca sometería a las energéticas a mayor presión fiscal, tal como dijo desde sus negociaciones iniciales en la segunda mitad de 2024 oponiéndose frontalmente a lo pactado entre Sumar y PSOE. 
En el horizonte cercano ha quedado cerrado un preacuerdo cara a los necesarios presupuestos en el que se incluye la 'PNL' sobre la cuestión de confianza, y lo que es más importante para Waterloo nuevas competencias en inmigración y sobre el reparto de inmigrantes ilegales por Canarias, sobre las fronteras y aduanas para los 'Mossos' y la financiación singular, todo ello para Cataluña que deberá ser consensuado y firmado en Suiza con observadores internacionales. Es decir, una nueva vuelta de tuerca independentista, en gran medida inconstitucional, que además obliga al Gobierno, para poder cerrar una legislatura de cuatro años.
En el camino, en todo lo alto, un dispendio de críticas fundamentalmente hacia el PP culpándole de 'todo aquello' que genera este pacto para evitar una alternativa que pueda en el corto plazo negarle la confianza o censurarle. En el medio plazo ganar unas nuevas elecciones. Esta es la estrategia tan 'genial' que se propone desde Moncloa y que reside en una acotada e interesada memoria histórica y una ideología que no busca el consenso entre españoles sino el frentismo para mantener la división del parlamento. 
En aquello de la memoria histórica de los últimos 50 años estaría bien que alguno de los asesores le recordara al Presidente, doctor en economía, la diferencia entre renta per cápita y PIB per cápita, así como el concepto de bruto versus neto condicionado sin duda por la comparativa de la presión fiscal sufrida por los contribuyentes en dos momentos del tiempo, pero eso creo que es otra historia que a pocos interesa.  

Mi recomendación, ver el proceso completo y dar la merecida credibilidad a quien la posee que además suele ser, actualmente, el que no presume de ello. Confiemos en el tiempo, como dijera Cervantes.




miércoles, 11 de diciembre de 2024

La soledad y la brecha digital, los mayores obstáculos para la calidad de vida de los españoles

Jorm Sangsorn/Shutterstock
Víctor Raúl López Ruiz, Universidad de Castilla-La Mancha; Domingo Nevado Peña, Universidad de Castilla-La Mancha; José Luis Alfaro Navarro, Universidad de Castilla-La Mancha y Nuria Huete Alcocer, Universidad de Castilla-La Mancha

El método científico nos ayuda a entender cómo vivimos en sociedad y a identificar los factores que impactan positivamente en la calidad de vida de los españoles. Según el informe del Observatorio de Intangibles y Calidad de Vida (OICV) de 2024, en España somos menos felices socialmente en comparación con 2023 (7,45 frente a 7,72 en escala de 1 a 10).

Enfrentamos un desafío clave: habitamos una sociedad que apuesta por la sostenibilidad y la digitalización en nuestras relaciones. Sin embargo, las mayores satisfacciones suelen encontrarse en entornos rurales o en ciudades intermedias inteligentes donde la tecnología y la cercanía comunitaria logran un equilibrio ideal.

En esta sociedad interconectada afrontamos el reto de equilibrar los beneficios de la digitalización con las brechas que deja a su paso. Por un lado, las competencias digitales se consolidan como un elemento clave para alcanzar la felicidad social. Por otro, la soledad no deseada continúa afectando tanto a jóvenes como a mayores, evidenciando una desconexión emocional en medio de tanta conexión tecnológica.

La pregunta clave es: ¿cómo interactúan estos dos fenómenos y qué podemos hacer para construir una sociedad más inclusiva, equilibrada y conectada?

El doble filo de la digitalización

Las capacidades digitales son clave para alcanzar una mejor felicidad social. En la aplicación del modelo de felicidad social para España en 2024 suponen hasta un 4 %. Facilitan la conexión social, el acceso a la información y a los servicios. Además existe una clara relación positiva en la población entre dichas capacidades e indicadores en calidad de vida.

Sin embargo, este factor también puede aumentar la vulnerabilidad de quienes no cuentan con las habilidades o recursos necesarios para adaptarse. Se presenta así como un reto significativo que debe ser abordado para asegurar una inclusión digital equitativa y evitar la exclusión de los grupos más vulnerables.

El impacto de la digitalización varía notablemente según la edad. Para los jóvenes, se trata de una herramienta de aprendizaje y expansión social. En cambio, para los mayores, la tecnología se convierte en una vía poderosa para combatir la soledad, permitiéndoles mantenerse conectados con el entorno familiar y residencial.

A pesar de este potencial, muchos mayores enfrentan barreras para integrarse en el mundo digital, lo que incrementa su aislamiento y sensación de exclusión. Una de las consecuencias es el edadismo digital, realidad en nuestra sociedad actual que identifica claramente a la población mayor de 40 años.

La cuestión radica en reducir estas brechas digitales, transformando la tecnología en una herramienta verdaderamente inclusiva para todas las generaciones, independientemente de su edad, género u origen socioeconómico. En la actualidad, la brecha en capacidad digital está motivada fundamentalmente por esas tres cuestiones.

La soledad no deseada: un desafío transversal

La soledad no deseada es un problema social profundo, definido por la percepción de una carencia en la cantidad o calidad de las relaciones sociales. En 2024, de acuerdo con OICV, en torno al 26 % de españoles la han sentido en algún momento. Aunque afecta a personas de todas las edades, se manifiesta de formas diferentes según el grupo etario. De hecho, en jóvenes menores de 30 años alcanza el 45 % y en mayores de 80 años rebasa el 50 %.

En niños y adolescentes puede surgir por la falta de integración social o el acoso escolar. En los adultos se relaciona frecuentemente con la presión laboral y la falta de tiempo para cultivar relaciones personales. En el caso de las personas mayores, este sentimiento suele estar vinculado a la pérdida de seres queridos, la jubilación, la disminución de sus redes de apoyo social o las limitaciones físicas que dificultan la interacción social lo que lleva consigo un aumento del aislamiento social.

En nuestro análisis demostramos irrefutablemente que la soledad impacta negativamente en múltiples aspectos de la calidad de vida, especialmente en los mayores. Si focalizamos, el perfil vulnerable es el de mujer viuda de más de 75 años, añadiendo brecha de género y estado civil.

Fomentar la interacción social, preferentemente “analógica” (presencial), entre generaciones emerge como una estrategia efectiva para combatir la soledad no deseada. En todo caso, combinada con las nuevas tecnologías, esta interacción puede potenciar la inclusión social y reducir la sensación de aislamiento. Sin embargo, las personas mayores se enfrentan a mayores barreras en el uso de estas herramientas, lo que limita su acceso a soluciones que podrían mejorar significativamente su bienestar.

Abordar la soledad no deseada en los mayores requiere un enfoque integral que combine apoyo social, acceso a servicios y oportunidades para la participación activa en la comunidad. La tecnología ofrece soluciones prometedoras para mitigar este problema. A través de herramientas digitales e incluso la IA, los mayores pueden mantenerse conectados reduciendo el sentimiento de aislamiento.

Estas iniciativas no solo mejoran la calidad de vida de los mayores, sino que también fomentan un sentido de pertenencia y conexión en una era cada vez más digital. Un buen comienzo es que desde los servicios asistenciales a mayores (residencias, centros de mayores) la infraestructura de conexión libre a red (wifi) sea un hecho, como desde cualquier centro educativo.

El estudio de una macroencuesta nacional, realizada por quinto año consecutivo por el OICV, señala que los residentes en España con mejores estándares de calidad de vida destacan por sus altas capacidades digitales, especialmente en el uso de dispositivos, redes sociales y acceso a servicios telemáticos.

Viven habitualmente en el entorno rural o en ciudades intermedias eficientes y accesibles, en la zona centro y en la norte. Su calidad de vida es algo mayor para los varones. En cualquier caso son residentes que viven en pareja o casados con edades entre los 45 y 55 años, babyboomers.

En lo referente a su esfera laboral se encuentran empleados de forma estable en sectores como educación, sector primario, sanidad y sector financiero. Teletrabajan solo de forma complementaria y su poder adquisitivo es medio-alto.

Preocupaciones de los españoles que mejor viven

Entre sus mayores preocupaciones sociales sitúan la gobernanza de los decisores políticos, la soledad no deseada, el precio de la vivienda, el edadismo digital y la sostenibilidad. La institución principal en su felicidad social es de forma destacada la familia. Las formas reconocidas para la mejora en calidad de vida se dirigen al emprendimiento y la educación. La cultura, la práctica de deporte y el turismo son determinantes en su felicidad social cotidiana.

En resumen, la sociedad digital actual debe cuidar ampliamente a los dos sectores de edad más vulnerables: jóvenes y mayores, siendo la mejor estrategia la interconexión entre ambas generaciones y siempre que sea posible de forma presencial. En el camino podemos dar respuesta social a problemas clave como la vivienda o la asistencia y el cuidado de mayores.The Conversation

Víctor Raúl López Ruiz, Catedrático de Universidad en Economía Aplicada (Econometría), Universidad de Castilla-La Mancha; Domingo Nevado Peña, Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Castilla-La Mancha; José Luis Alfaro Navarro, Catedrático de Universidad en Economía Aplicada (Estadística), Universidad de Castilla-La Mancha y Nuria Huete Alcocer, Profesora Contratada Doctora, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Sobre la Dana y el Republicano, la causalidad infinita en 5 horas

by Microsoft Copilot

Le llaman 'efecto mariposa', más de 30 años observando me llevan a creer firmemente que no existe la casualidad, pero sí la causalidad infinita. Así comienzo un nuevo ciclo en el secreto del hormiguero que quiero acabar con vosotros en un nuevo libro, ese es mi 'efecto mariposa'. No obstante, en unos días hemos tenido dos efectos que bien podrían ser aislados, aunque al menos están conectados por el tiempo, por los decisores y gestores públicos que han sido de una u otra forma sus protagonistas. Pero además fueron motivo de debate en el mismo programa en el que colaboro en Visión 6 TV.

La Dana en Valencia: Una Crisis Evitable

La mañana del 29 de octubre me levanté con las noticias de una alerta roja, naranja y amarilla de la AEMET que se cernía sobre todo el Levante español y se adentraba hasta Castilla. Crucé los dedos y miré al cielo después de ver los grandes granizos 'como pelotas de pimpón' en El Egido (Almería), otra vez, pensé: si no es un terremoto es una Dana, que casualidad para los que vivan allí. Miré de nuevo al cielo y fui andando al trabajo, en Albacete, pensando que podría volver empapado porque aún a pesar de portar paraguas. Y después fue Letur, luego Utiel, Mira y Requena, que barbaridad de agua, aunque el arroyo que la trajo al pueblo de Albacete viniera desde Murcia. En casa, ni una gota. Pero después vendría lo peor el 'Tsunami fluvial', como lo bautizaron algunos, que con más de dos metros  pasara arrastrando todo tipo de fango, ramas, piedras, y desbordaba barrancos, arroyos, arramblando con carreteras, puentes, casas, coches y vidas humanas, más de doscientas. 

El resultado es que a pesar de las herramientas al alcance, un estado competencialmente diverso y múltiples gestores pocas cosas pueden ser más claras: 'la falta de acción o de planes preventivos concretos representa una forma de negligencia que acaba en tragedia'. Los responsables de uno y otro lado se echan la culpa y pasan cinco días para que la ayuda proporcional llegue, se logre. La falta de servicios de todo tipo, las necesidades mínimas no cubiertas, el rescate de damnificados, la rapiña de miserables a sus anchas, en fin, que más justificaba una actuación al nivel que había visto hacía unos días con ocasión de la alerta en La Florida por el huracán Milton. Espero que como con el Katrina (2005) se consiga aprender la lección, y no vuelva a ocurrir el 'efecto mariposa', pues nadie duda que volverá a pasar, ni los negacionistas del efecto climático que recuerdan las inundaciones del Turia en el 1957. 

También espero que cuando escampe, ni el olvido ni las no dimisiones lleguen. Espero que se produzcan de los dos lados y también que no se 'juegue' con la catástrofe para fines electoralistas de unos u otros. Aunque también os digo que no pinta así, que prepararé una silla y que el 'efecto mariposa' que se supone será otro.

La Victoria de Trump: Un Evento Político "Imposible"

Y cuando la 'normalidad' de medios, más allá del pueblo ayuda al pueblo había llegado a la provincia de Valencia tras una Dana de más de una semana que recorrió hasta cinco comunidades, se producía en USA su 'supermartes', ese de cada cuatro años, de nuevo con la victoria de Trump, un fenómeno que muchos expertos y medios consideraron improbable. No fue mi caso. Para mi fue mayor la sorpresa de que en Albacete capital aquel día de finales de octubre apenas se recogieran 1,5 litros por metro cuadrado. Y es que todo había sido una causalidad infinita para que un candidato a todas luces imposible se alzara con la mayoría de escaños y electores. Dirán muchos que fue a golpe de talonario y de compra de votos, pero si algo sabemos del sistema americano es que ese es un mal común para ambos partidos: demócrata y republicano. De hecho fue una de las razones que mantuvo las aspiraciones de Biden hasta agosto, en donde su edad, despistes y dólares buscaron desesperadamente a una vicepresidenta que estuvo apartada y en la mayor noche cerrada ante los americanos que se recuerda, la Sra. Harris. Algunos la vieron cerca, pero estos errores no se superan, menos por una mujer, en un país tan conservador como aquel, en el que el capitalismo había estado continuamente asediado por el paro y la inflación soportando los devaneos de Europa, sus conflictos y políticas medioambientales, que su mayor enemigo comercial, China, nunca ha querido aceptar. 

Y así llegó por segunda vez, con dos intentos de asesinato en campaña y su historial ya filmado de devaneos, juicios, asalto a la Casa Blanca y qué más,... lo que hiciera falta... El señor Musk, sí, el señor X. Pero, lo cierto es que entre Harris o Trump, los americanos no pueden elegir más, ni tampoco coaliciones. Así, se quedaron con Trump que parece más resuelto a mirar por lo suyo, a poner orden en su país, restringir la inmigración ilegal con deportaciones y muros, frenar financiación de energía barata a Europa, reducir el gasto en guerras externas y proteger con aranceles su mercado. Suficiente ante el más de lo mismo de una Harris controlada por su partido hacia un seguidismo de Biden.

Ignorar señales de advertencia lleva a consecuencias devastadoras. En ambos casos, subestimaciones que parecían inofensivas dieron paso a realidades impactantes y aparentemente impredecibles. ¿Cuántas más "danas" y "victorias inesperadas" hacen falta para que cambiemos nuestra manera de actuar? La casualidad no existe, estoy completamente seguro.

sábado, 15 de junio de 2024

Debate sobre situación tras las Europeas, con parada en Albacete

 Último debate en la cadena Visión6TV, programa Calle Ancha, conducido por Patricia, una noche de jueves en la que hemos hablado sobre el alcance de los resultados, el panorama político y la situación de VOX en Albacete tras su abstención en los presupuestos y la inhabilitación dictada desde Madrid para 3 de sus 4 concejales.

Las consecuencias de las Europeas, las grandes diferencias de voto salvo en las comunidades del pacto independentista, el caso Alvise, la nueva estrategia de Puigdemont y la huida hacia el verano del olvido por Sánchez.



Translate