miércoles, 18 de septiembre de 2019

11N: ¿día de la marmota o la vuelta al canovismo?


A estas alturas nadie duda ya de la incompetencia de nuestra clase política, que amparada en egos y líneas rojas, como si de hinchas de fútbol se tratara, no se muestra eficiente para el mandato que les otorga la ciudadanía, que, por otra parte, sólo aspira a una mayor felicidad o calidad de vida individual y de grupo. Unos 200 millones para repetir elecciones y, por el momento, seis meses sin parlamento efectivo, sin legislativo, en el haber de nuestros representantes.

El sistema configurado en la transición sobre la base de un "canovismo reformado", aderezado por minorías regionalistas, ha dado paso a un multipartidismo que idolatra a sus líderes y olvida el interés común. 

Entre las frases de estos cinco meses me quedo con la de Rivera a primeros de julio ejemplificando la tolerancia al diálogo diciendo: "no tengo nada más que hablar con Sánchez", y tanto que le gusta presumir de sus líneas rojas y juzgar las de los otros ¿qué fue de aquella reunión donde se pactaron los gobiernos locales en Castilla La Mancha con el PSOE, o de otras en donde se pacta con la derecha radical por gobiernos autonómicos? 

De Iglesias recuerdo la tómbola de ministerios de su pretendido gobierno de coalición dónde su pareja, Montero, ocuparía una Vicepresidencia social con poderes de virreina, al no poder ser él mismo virrey.

De Casado, tirando de hemeroteca, escuchábamos en 2016: "imaginemos que el PSOE saca 52 escaños más que el PP y 2,5 millones más de votos, ¿alguien entendería que bloquearamos la investidura del líder socialista?" Pues dos años después fueron 56 escaños y tres millones de votos más, superando con creces aquel hipotético escenario. Claro que, en justicia, el mismo Pedro Sánchez por aquel entonces organizaba el cisma socialista con su "no es no" a Rajoy.

Cierto que en estos cinco meses poco hemos oído de Abascal, diputados perdidos para el sistema y que espero puedan recuperarse tras el 10 de Noviembre por el bien social. 

Sobre el día después, el 11N, poco nos aventuramos pues tradicionalmente es el voto de la izquierda el que más se desmoviliza no acudiendo a las urnas. Como politólogo pienso que el bipartidismo saldrá beneficiado, a priori los vaivenes de los dos de la cafetería del Congreso serán los más castigados, pues ambos pudieron formar gobierno con Sánchez y ambos tuvieron ofrecimientos, no obstante no acierto a pronosticar por el momento qué bloque será el vencedor y dónde estaremos el día después, podríamos repetir una situación similar a la de abril, y entonces qué.

Tenemos que ir pensando en la reforma del sistema o la parálisis política podría hacernos muy infelices a todos. En economía tenemos los presupuestos de Montoro, en educación nos encontramos prorrogados, la parálisis en financiación autonómica se eterniza y la inestabilidad provoca huidas de capital humano y del otro, aún nos sorprende que seamos la potencia número 30 del ranking mundial en felicidad, a mí no.

Cuando de poder se trata y el ego nos abarca es lícito traer al Quijote para exclamar con él: " ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!"

Nota: Os dejo entrevista donde explico algunas carencias de Europa, España y las investigaciones en cuantificación de la felicidad y otras artes.


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