viernes, 16 de septiembre de 2022

RIP: de Reyes, Inflación y Populismos




Septiembre y el final del verano arranca con crisis en el horizonte, una historia real acabada, y elecciones a la vuelta de la esquina, irresistible cóctel ante el que volver a escribir.

Son tantas las cuestiones a abordar que debemos tener un plan, como nuestro Presidente Sánchez, que se afana en comenzar una campaña mediática y de marketing preelectoral, en la que estar junto a los vulnerables, ah, la gente de la calle, los que aún portan mascarillas en el bus o el metro y empiezan a pasarlo realmente mal para llegar a fin de mes. Así lo ponen de manifiesto también sus ministros en sus declaraciones ante las que parecen ser meros mortales, increíbles, despojándose de sus notables privilegios, uno de los últimos ya que estamos, los nuevos móviles "mileuristas" para todos (desde  900 euros presupuestados por móvil). Mientras tanto, y al más puro estilo Podemos criminaliza a energéticas y bancos, mostrándose como un Robin Hood moderno, focalizando su retórica hacia el líder de la oposición, el cual le recuerda que puede bajar impuestos porque el gobierno ya ha ganado más de 20.000 millones de euros a costa de la inflación a la que, por cierto, le queda algún mes más a dos dígitos. Pero el problema para Sánchez es que, como en otros estados europeos, la crisis de precios se recalienta y se está transformando en una nueva crisis de deuda y demanda, a la vuelta de unos tipos que nadie duda estarán al menos al 2% antes de 2023, perdiendo todo lo ganado en pagos de intereses de la deuda, ¿recuerdan la prima de riesgo? Quizá creo que se ha dejado aconsejar con demasiada premura, queda mucho y no bueno para elecciones, y esta lanzada hacia delante con todos los medios: entrevistas en televisión, debates con ganador, mítines, el último en Toledo, o Tezanos cargando con sus métricas de forma irrisoria dando como ganador un imposible en estos momentos, aún quedando en la misma encuesta Feijóo como el político mejor valorado, por delante de Díaz, por cierto, a la que han dejado "quemarse" con su cesta de la compra intervenida.

Lo cierto es que vienen malos tiempos, ni el cese del director del INE, el aumento de unas décimas del PIB en 2021, han logrado frenar la inflación, cuyo valor subyacente preocupa a los analistas pues sigue superando las crecidas del ejercicio pasado. Los tipos ya al 1,25 y a futuro próximo sobre el 2% entran en escena para frenar el consumo y con ello los precios, las ideas sobre topar los precios energéticos, se mezclan en una Europa que muestra su debilidad en su moneda que a duras penas mantiene su paridad con la norteamericana.  A nadie escapa que la "otra" guerra enconada con Rusia ya va para largo, vuelve a los bloques y los mercados no descontarán el efecto hasta que Alemania muestre su resistencia ante el duro invierno. Esperamos una crisis que, como antaño, también depende del clima y de las materias primas y cada vez parece más estructural, para que se me entienda, que se prolongará por algunos años.

En estas estamos cuando Isabel II casi "decide" morirse, realmente creo que sólo le faltó elegir día, pues sabía incluso que debía fallecer en Escocia, para en último término fortalecer la unidad de Reino Unido. Diría que siempre fue mujer de estado, sabiendo que en ello le iba la monarquía. A pesar de todo, los británicos han reconocido a su Jefa de Estado, con todos sus fallos y aciertos, con un balance positivo. Nosotros no sé si debamos recordar esto, incluso envidiarlo sanamente como nación, o mejor como estado, tan parecido en sus diferencias pero tan diferente, quizá, en su agradecimiento. He oído estos días en los medios como se ridiculizaba y se insultaba a nuestro anterior jefe de estado, por atender una invitación personal para asistir al funeral, ¡qué país!, el mismo que olvida las garantías democráticas que dicho jefe de estado ganó personalmente ante la ONU en 1976 y conservó en tantas ocasiones, como en 1981, y tantos contratos o eventos que propició a través de sus relaciones y reconocimiento internacional. Antes de juzgarme lector le digo que no se trata de ser un sometido súbdito, sino de reconocer el ejercicio de sentido de Estado que muchos continúan drenando a favor de sus intereses ilegítimos e ilegales.

Termino ya, por el momento recomendando tranquilidad, vencido el Covid hasta para la OMS, debemos atarnos el cinturón, pero atado y bien atado. Entre las medidas más necesarias, una difícil para los tiempos políticos que corren: la subida de salarios sin ahogar a las empresas que son las que tienen que propiciarla. Y en el horizonte una Navidad fría en consumo pero sin duda, de nuevo en familia y con unos políticos pidiendo en su carta a los "Reyes" el voto en 2023. Por cierto, las petroleras se están cobrando ya hace días su nueva imposición, a costa del diferencial en el diésel de hasta 20 céntimos, que pagamos todos, con el beneplácito del gobierno, ¡qué país!


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