lunes, 3 de abril de 2017

Quo Vadis Europa

Foto Víctor R López
Era tarde ya en el hormiguero, pero H-239791, había reposado largamente y estaba dispuesta a ofrecer una de sus elocuentes charlas sobre hormigueros, cuando uno de los aprendices le preguntó por aquello de las velocidades en el avance de la identidad europea. Tras un carraspeo áspero y sonoro, quizá buscando la atención de la sala exclamó:

-¡Los británicos, quizá más claramente los ingleses, han logrado despertar el espíritu europeista de los noventa en sus socios! como cuando ya sufrieron la primera gran zancadilla de aquellos con la protección de su libra en la integración monetaria.

Era cierto, los ingleses nunca fueron favorables a un mercado común controlado por el eje franco-alemán-italiano, la última de las macro-ampliaciones acontecida en 2004 con los del Este, no fue nunca asimilada. El fracaso constitucional en la casa de los promotores donde se concretaba un verdadero macroestado federal soñado desde el Tratado de Roma hace ya sesenta años, remataba junto a la crisis financiera un continuo altercado con Gran Bretaña. No creyeron en la PAC, buscando su primer Brexit dos años después de su adhesión ya en 1975, con Thatcher pidieron que se les devolviera el dinero a fines de los setenta, no quisieron aceptar Schengen, quizá viéndose amenazados por su concepción isleña, tampoco creyeron, como he dicho, en el Euro, por lo que se concretó como un marco alemán. Por todo ello sus continuas desavenencias no debieran sorprender ahora sobre el desenlace, ahora bien lo que debemos preguntarnos es sobre la influencia en el resto de Europa tras más de 43 años de difícil unión.

La respuesta debe buscar más Europa, con esa estrategia de mayor velocidad de los convencidos, buscando la defensa de su territorio, también la defensa institucional del Estado, a partir de este supraespacio y el frente común hacia los populismos, que buscan traer a escena los viejos fantasmas del radicalismo de izquierdas y derechas, problemas comunes para los grandes impulsores. También deben dejar claro el resto de socios que el juego de tira y afloja británico ha acabado, no se trata ahora de Groenlandia, ni tampoco de Noruega, han de recortarse los derechos alcanzados como miembro y no caer en un nuevo traje a medida.. En el hormiguero español es fundamental avanzar hacia más Europa, el negocio político-económico está más allá de los Pirineos haciendo de ventana de los aires hispanoamericanos. Europa y su localismo, que llega a la ciudad estado, nunca fue garante de unidad, ni tampoco de prosperidad, solo la unión logra avances y tal convencimiento puede hacer que otros países, incluso Gran Bretaña, consideren participar de sus beneficios. Sobre las colonias, no veo cambios en el medio plazo sobre el statu quo.

El distanciamiento de la vida real europea hacia sus instituciones y la crisis financiera han colocado a ese hormiguero lejos de la estructura federal supraestatal deseada, el camino hacia su logro es el único posible, cualquier otra estrategia de distracción generará no pocas re-ediciones de problemas de vecindad,... ¿y de los refugiados? mejor no hablemos, no vayamos a hacer tambalear nuevamente el espíritu social de la UE.  

Y se marchó sin hacer ruido.

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