viernes, 24 de enero de 2014

14. Neuronas espejo.

Impaciente, había esperado aquella noche casi sin pegar ojo, para que le revelaran más y más incógnitas. En su cabeza, no había otra pregunta: ¿Por qué tenemos comportamientos iguales?

La joven hormiga llegó a la cafetería apenas cuando abrían, con aquella ansia de aprender. Sabiéndose esperada, la emérita y conservadora hormiga, acudió, por su parte, más tarde que nunca, con la paciencia que sólo da la experiencia. En el ambiente se respiraba expectación y nervios. Dirigiéndose a todas dijo:

—¡Ves lo que has hecho H-239791! —exclamó dirigiéndose a ella.

—¿Qué he hecho? — preguntó con voz entrecortada.

—Todos están nerviosos y expectantes por tu causa, has contagiado tu malestar.

Entonces comenzó a reír sin parar como nunca le habían oído. Las otras hormigas dudaron en un primer momento, pero eran tales las carcajadas que al minuto la cafetería se transformó en uno de los mejores teatros cómicos del hormiguero.

Una vez más sorprendió a todas, cortó su risa y miró desencajado al infinito, automáticamente se hizo el silencio.

Entonces dijo:

—Ahí tienes tu respuesta, las hormigas de ciencia lo justifican con lo que llaman ‘neuronas espejo’ o empatía. Yo prefiero llamarle comportamiento de imitación social, vemos al otro más allá de su rostro contagiándonos de sus sentimientos y cuantos más individuos más clara es la imitación, convirtiendo la conducta individual en social. De esta forma, una hormiga ha de ser muy fuerte, emocional y personalmente, para resistir el llanto en un duelo, la risa en un espectáculo cómico, o sus ideas ante un foro adverso en el que le son debatidas o incluso erróneamente contrariadas. Por ello, esa es la clave, mi pequeña: ser fuerte y dirigir a los otros, simplemente desde tu comportamiento. Para el político es vital este manejo, con el alimento de las ideologías en cualquier mitin rodeado de seguidores, puede conseguir votos simplemente por su carisma, el resto es cosa de los asesores de imagen, pero todo ha de estar dispuesto para ello.

—¡Increíble! susurró H-239791, ante los aplausos contagiados de todos los contertulios de la cafetería.

Frase célebre de una hormiga (Aristóteles): “El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano (bestia) o más que humano (dios)..."

viernes, 17 de enero de 2014

viernes, 10 de enero de 2014

13. Buscar el centro

Y entonces pasó que tomando una hoja de café, conoció a H-020083 un eminente político ya retirado del séquito, con convicciones conservadoras que estaba dispuesto a formarle en asuntos de política. H-239791 quería aprender y quedaron en mantener conversaciones sobre diferentes temas todas las tardes. Sería tedioso escuchar todas las cuestiones que circularon en aquella cafetería, pero si que permitidme recoger algunas de las más interesantes.

El gran político quiso dejar claro desde el principio que la política como la economía es una cuestión social, por lo que es necesario conocer como funcionan los hormigueros para poder controlar lo mejor posible los mismos. En estas estaban cuando le planteo a la pequeña el dilema del centro, que se resumía con la frase: ‘si uno quiere triunfar en economía o política siempre ha de buscar el centro’. Así dijo:

—Las sociedades tienen comportamientos similares a un gran individuo, dicho de otra forma, la mayoría tiene una igual postura ante los problemas. Por ejemplo, te diré que una hormiga estaba resuelta a invertir en un negocio de helados en una playa, no había ningún otro vendedor. ¿Dónde piensas qué instaló su puesto?

—No tengo idea, supongo que en el centro de la playa, junto a los accesos —contestó H-239791.

—Bien, es cierto, lo hizo en el centro de la playa, donde más hormigas serían fácilmente atraídas. Pero, cerca del agua, pues la demanda está en las hormigas que ya están en la playa, tumbadas al sol, descansando. Le iba muy bien y pronto otra hormiga pensó hacer lo mismo, vender helados en aquella misma playa, ¿Dónde crees que debería poner su puesto?

—Lejos de la otra hormiga, —dijo la pequeña segura de su respuesta.

—No. Lo debe poner junto al otro puesto y fomentarán el negocio para ambas repartiendo la demanda, si lo pone en un extremo de la playa, las hormigas del centro y del lado opuesto no caminarán hasta él, por lo que el máximo beneficio lo obtendrá siempre junto a la primera. En política es lo mismo, aunque existan ideologías de izquierda y derecha, en la democracia actual con sociedades tan populosas e igualitarias uno debe posicionarse en el centro, y los principales rivales por el poder tendrán acciones muy similares que posteriormente en competencia tratarán de diferenciar. Si no me crees mira a tu alrededor y observa las democracias de los hormigueros que conoces, verás como son dos fuerzas las que habitualmente pugnan por el poder con estrategias que se acercan al centro, a lo normal…

Rápidamente preguntó: —¿por qué son iguales nuestros comportamientos?

Pero, la emérita política respondió serenamente: —eso es otra cuestión, será otro día cuando intente resolverla…

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