jueves, 21 de enero de 2021

Perfil del nuevo inquilino Demócrata de la Casa Blanca


Vicepresidente con Obama, y testigo privilegiado, por tanto, del traspaso de poder a Trump hace justo cuatro años frente al Capitolio, se le desprestigiaba entre otras razones por su edad, por cierto, algo más de 3 años mayor que su predecesor. 

Biden, fue senador por Delaware en 1972, uno de los más jóvenes, por lo que cuenta con una experiencia en política de 50 años, enfrentándose a hitos globales en puestos privilegiados como la guerras del Golfo, Yugoslavia o Irak, oponiéndose al envío de más tropas en 2007. En primera línea se mantuvo en los gobiernos de Obama como vicepresidente. Así se convierte en el 46 Presidente de USA con una mujer como primera vicepresidenta, Kamala Harris, de ascendencia india y jamaicana, y un partido demócrata sin fisuras aparentes.

Este nuevo líder a todas luces parece contar con menos carisma que su predecesor, pero entre sus virtudes destaca el perfil dialogante y pragmático que le otorgan los años, pues desde el primer minuto se ha interesado en actuar sobre las tres crisis en su país, dos de ellas en el marco global, la pandemia y la situación económica, y otra en casa, con una sociedad dividida y bipolar que le deja como legado un Trump que promete no ayudar en esta cuestión en su mandato.

Ante cuestiones globales ha actuado rápido en revertir el proteccionismo de ultraderecha de Trump, regresando al acuerdo sobre el clima de Paris y a la OMS, imponiendo la mascarilla y activando planes de ayuda para los sectores más castigados por la pandemia. Aún queda por delante saber en qué términos relajará las guerras comerciales, también con Europa, y cómo se enfrentará a cuestiones enquistadas en Irán o en Israel y Palestina. 

Demócrata  y progresista ha respondido a los indocumentados con un plan a ocho años que beneficiaria hasta a 11 millones de americanos de facto, muchos de ellos latinos, y detendrá el muro de Trump con México. En su programa más impuestos para las clases altas y más coberturas médicas y sociales para las bajas, una vuelta a las políticas y planes de un Obama que agudizan lo peor, la otra cara de la moneda, el voto republicano enervado por organizaciones como Qanon y un expresidente que se erige como máximo defensor de los valores tradicionales norteamericanos de raza blanca, que dividen a la sociedad multiétnica americana.

La bolsa le da la bienvenida con tímidas subidas y muchas esperanzas en una vuelta a la globalización verde. En lo referente a España, recuperar los acuerdos comerciales referentes a eliminación de aranceles a través de Europa, como el de la oliva negra, el aceite o el vino entre otros, es una cuestión clave, pero no fácil, en el camino las bases militares en España y la política hacia América latina.

En resumen, su lucha es clave en cuanto a la pandemia, en un país que en sólo un año perderá medio millón de habitantes, una crisis económica global con respuesta demócrata multilateral huyendo del proteccionismo, más una crisis social en la que la sombra y legado de Trump le pondrán a prueba como político moderado y dialogante.

El deseo de la mejor de las suertes por la hormiga.

jueves, 7 de enero de 2021

El populismo lleva a Toro Sentado al Capitolio


Un día de Reyes que no olvidaremos en plena pandemia, Trump lo ha vuelto a hacer. Arengando a sus tribus extremistas desde hace unas semanas, ahora era el turno de evitar la votación del legislativo por su oponente, vencedor en las pasadas elecciones, aún tras más de dos meses en los tribunales que no le han dado ningún resultado a favor al presidente saliente.

Pero Trump consiguió lo insólito, un mero trámite protocolario durante siglos para certificar los resultados electorales y preparar el nombramiento a dos semanas vista del nuevo Presidente Biden, quería convertirlo en una reversión del proceso, evitando su salida, aún sin ningún resultado a favor de los tribunales ni de recuentos de votos. Pero si contaba con su populismo arengando a grupos de extrema derecha para lograr "algo histórico", así lo pedía en su discurso de mediodía, y así fue. El asalto violento al Capitolio, y a la Cámara de Representantes, sede de las cámaras del legislativo, por una turba de enojados, la mayoría sin mascarilla, convertían al país adalid de la democracia, en una  república bananera más, dejando a su paso cuatro muertos, ventanas rotas, disparos y al mismo "Toro Sentado" en la silla presidencial del Capitolio. 

En mi retina al ver la "nueva historia americana" la comparación con nuestra noche de transistores en febrero del 81, aquí fueron militares, pero allá también portaban armas y dejaron incluso muertos, el objetivo político similar, imponer un presidente a un sistema democrático. La gravedad de los hechos es mucha, pues el mismo que los animó, que ha sido vetado ante su reiterado discurso en las redes sociales mientras su turba se mofaba en los despachos de sus Representantes y se hacían "selfies" con su historia política, es el que debe hacer el traspaso de poder en dos semanas, en ese mismo escenario. De ahí que muchos planteen la posibilidad de destituirle antes. A estas alturas lo que tengo claro es que, a pesar de salvar este último escollo hoy en las votaciones, Trump no ha dicho ni hecho su última jugada, aunque fuese pasando por encima de su propio partido republicano, al que está dilapidando como estructura política.

Dicen que todo ha terminado, pero nos esperan dos semanas complejas en las que USA se juega incluso su integridad, pues el conflicto y crispación civil ha encontrado lugar en una sociedad polarizada por la tradición de raza blanca conservadora, que no los republicanos al completo, y el progresismo multiétnico de los demócratas. Wall Street parece que está al margen por el momento, veremos su evolución en las próximas horas ante la última pataleta de un Trump que será desahuciado de la Casa Blanca en horas o a lo máximo en unos días. 

La exposición de la política ante los medios endiosando a sus dirigentes, ofrece unas posibilidades al populismo que la democracia a duras penas puede frenar, a izquierda y a derecha, conduce a la polarización social, al odio y de nuevo a la lucha entre iguales, es cuestión de tiempo que esta nueva sociedad nos lleve a ello en alguno de los sagrados países democráticos, el último ejemplo lo tuvimos ayer en el mismo Capitolio.




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