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La Dana en Valencia: Una Crisis Evitable
La mañana del 29 de octubre me levanté con las noticias de una alerta roja, naranja y amarilla de la AEMET que se cernía sobre todo el Levante español y se adentraba hasta Castilla. Crucé los dedos y miré al cielo después de ver los grandes granizos 'como pelotas de pimpón' en El Egido (Almería), otra vez, pensé: si no es un terremoto es una Dana, que casualidad para los que vivan allí. Miré de nuevo al cielo y fui andando al trabajo, en Albacete, pensando que podría volver empapado porque aún a pesar de portar paraguas. Y después fue Letur, luego Utiel, Mira y Requena, que barbaridad de agua, aunque el arroyo que la trajo al pueblo de Albacete viniera desde Murcia. En casa, ni una gota. Pero después vendría lo peor el 'Tsunami fluvial', como lo bautizaron algunos, que con más de dos metros pasara arrastrando todo tipo de fango, ramas, piedras, y desbordaba barrancos, arroyos, arramblando con carreteras, puentes, casas, coches y vidas humanas, más de doscientas.
El resultado es que a pesar de las herramientas al alcance, un estado competencialmente diverso y múltiples gestores pocas cosas pueden ser más claras: 'la falta de acción o de planes preventivos concretos representa una forma de negligencia que acaba en tragedia'. Los responsables de uno y otro lado se echan la culpa y pasan cinco días para que la ayuda proporcional llegue, se logre. La falta de servicios de todo tipo, las necesidades mínimas no cubiertas, el rescate de damnificados, la rapiña de miserables a sus anchas, en fin, que más justificaba una actuación al nivel que había visto hacía unos días con ocasión de la alerta en La Florida por el huracán Milton. Espero que como con el Katrina (2005) se consiga aprender la lección, y no vuelva a ocurrir el 'efecto mariposa', pues nadie duda que volverá a pasar, ni los negacionistas del efecto climático que recuerdan las inundaciones del Turia en el 1957.
También espero que cuando escampe, ni el olvido ni las no dimisiones lleguen. Espero que se produzcan de los dos lados y también que no se 'juegue' con la catástrofe para fines electoralistas de unos u otros. Aunque también os digo que no pinta así, que prepararé una silla y que el 'efecto mariposa' que se supone será otro.
Y cuando la 'normalidad' de medios, más allá del pueblo ayuda al pueblo había llegado a la provincia de Valencia tras una Dana de más de una semana que recorrió hasta cinco comunidades, se producía en USA su 'supermartes', ese de cada cuatro años, de nuevo con la victoria de Trump, un fenómeno que muchos expertos y medios consideraron improbable. No fue mi caso. Para mi fue mayor la sorpresa de que en Albacete capital aquel día de finales de octubre apenas se recogieran 1,5 litros por metro cuadrado. Y es que todo había sido una causalidad infinita para que un candidato a todas luces imposible se alzara con la mayoría de escaños y electores. Dirán muchos que fue a golpe de talonario y de compra de votos, pero si algo sabemos del sistema americano es que ese es un mal común para ambos partidos: demócrata y republicano. De hecho fue una de las razones que mantuvo las aspiraciones de Biden hasta agosto, en donde su edad, despistes y dólares buscaron desesperadamente a una vicepresidenta que estuvo apartada y en la mayor noche cerrada ante los americanos que se recuerda, la Sra. Harris. Algunos la vieron cerca, pero estos errores no se superan, menos por una mujer, en un país tan conservador como aquel, en el que el capitalismo había estado continuamente asediado por el paro y la inflación soportando los devaneos de Europa, sus conflictos y políticas medioambientales, que su mayor enemigo comercial, China, nunca ha querido aceptar.
Y así llegó por segunda vez, con dos intentos de asesinato en campaña y su historial ya filmado de devaneos, juicios, asalto a la Casa Blanca y qué más,... lo que hiciera falta... El señor Musk, sí, el señor X. Pero, lo cierto es que entre Harris o Trump, los americanos no pueden elegir más, ni tampoco coaliciones. Así, se quedaron con Trump que parece más resuelto a mirar por lo suyo, a poner orden en su país, restringir la inmigración ilegal con deportaciones y muros, frenar financiación de energía barata a Europa, reducir el gasto en guerras externas y proteger con aranceles su mercado. Suficiente ante el más de lo mismo de una Harris controlada por su partido hacia un seguidismo de Biden.