Impaciente, había esperado aquella noche casi sin pegar ojo, para que le revelaran más y más incógnitas. En su cabeza, no había otra pregunta: ¿Por qué tenemos comportamientos iguales?
La joven hormiga llegó a la cafetería apenas cuando abrían, con aquella ansia de aprender. Sabiéndose esperada, la emérita y conservadora hormiga, acudió, por su parte, más tarde que nunca, con la paciencia que sólo da la experiencia. En el ambiente se respiraba expectación y nervios. Dirigiéndose a todas dijo:
—¡Ves lo que has hecho H-239791! —exclamó dirigiéndose a ella.
—¿Qué he hecho? — preguntó con voz entrecortada.
—Todos están nerviosos y expectantes por tu causa, has contagiado tu malestar.
Entonces comenzó a reír sin parar como nunca le habían oído. Las otras hormigas dudaron en un primer momento, pero eran tales las carcajadas que al minuto la cafetería se transformó en uno de los mejores teatros cómicos del hormiguero.
Una vez más sorprendió a todas, cortó su risa y miró desencajado al infinito, automáticamente se hizo el silencio.
Entonces dijo:
—Ahí tienes tu respuesta, las hormigas de ciencia lo justifican con lo que llaman ‘neuronas espejo’ o empatía. Yo prefiero llamarle comportamiento de imitación social, vemos al otro más allá de su rostro contagiándonos de sus sentimientos y cuantos más individuos más clara es la imitación, convirtiendo la conducta individual en social. De esta forma, una hormiga ha de ser muy fuerte, emocional y personalmente, para resistir el llanto en un duelo, la risa en un espectáculo cómico, o sus ideas ante un foro adverso en el que le son debatidas o incluso erróneamente contrariadas. Por ello, esa es la clave, mi pequeña: ser fuerte y dirigir a los otros, simplemente desde tu comportamiento. Para el político es vital este manejo, con el alimento de las ideologías en cualquier mitin rodeado de seguidores, puede conseguir votos simplemente por su carisma, el resto es cosa de los asesores de imagen, pero todo ha de estar dispuesto para ello.
—¡Increíble! susurró H-239791, ante los aplausos contagiados de todos los contertulios de la cafetería.
Frase célebre de una hormiga (Aristóteles): “El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano (bestia) o más que humano (dios)..."