Estaba cansada y se marchó, sin decir nada. Promovió una ruta por casi todo el hormiguero, visitando once de las diecisiete galerías (Comunidades Autónomas), con lo que hacerse de paso una mejor idea de nuestra sociedad actual.
Hablaba, conversaba con todas las hormigas que pudo encontrar, en general querían pasarlo bien y olvidar sus quehaceres laborales, sin miedo al brutal ataque de unos descerebrados en Barcelona.
En el norte, Cantabria, disfrutó de su magnifico clima y se entusiasmó con monumentos del mismo Gaudí, el camino lebaniego y áreas rurales perfectamente conservadas que sentían su idiosincrasia propia junto al orgullo, porque no decirlo, de pertenencia al hormiguero. Entre sus fiestas, resaltaban la figura de los "indianos", que en otro tiempo, no muy lejano, hicieron las "Américas" cambiando su estatus y el de sus ciudades, incluso con marquesados otorgados por el Rey (ver historia del Marqués de Comillas).
Después decidió trasladarse a la galería catalana, quedando absorto en Lérida, dónde parecía haberse trasladado en sus ramblas a Argel o Casablanca, era difícil encontrar oriundos de la galería incluso del hormiguero, la tarde estaba dominada por el idioma y costumbres árabes. Por cierto, reflexionando en alto, lo mismo encontramos estos días algún "animalista" o "podemita" (entre otros), de esos que prohibieron las corridas de toros, condenando la "fiesta del cordero" en donde se degüella un animal recordando la deferencia divina con el hijo de Abraham, como dato no huelga decir que se sacrificarán muchos más corderos que toros, por esa razón. Sobre la sociedad observó total naturalidad respecto a su pertenencia al hormiguero, apenas alguna estelada roída desde los tiempos de Mas en los balcones, pero cuando intervenía lo institucional la cosa cambiaba, en el autobús turístico se premia saber catalán, la hormiga al conocerlo no hubo de pagar los 50 céntimos que le pedían por unos cascos para traducción al castellano, francés e inglés, pues la megafonía se ofrecía en catalán, de lo que allí se decía cuidadosamente se mencionaba solo en dos ocasiones al estado español para decir que aquel lugar o personaje era el mejor o el primero del hormiguero, con aquella rancia idea de que allí se encuentra el mejor "know how" español. Así los leridanos o ilerdenses son ejemplo de integración con una población árabe cercana al 30% para los que la Generalitat ofrece acuerdos únicos a nivel europeo con Marruecos para homogeneizar su enseñanza en las escuelas, quizá a cambio de ser favorables a las aspiraciones secesionistas. Por último, de las aberraciones para con la historia y politología escritas junto a su monumento principal, la Catedral, en la Ruta 1714, tan solo recomiendo su visita, para que no se juzgue mal esta opinión de la hormiga.
Finalizó su visita nuestra hormiga junto a Cambrils, en un parque temático conocido. Una buena experiencia en la que se vuelve a la infancia, y en donde sólo lamentó, como muchos de los que estaban allí, que se hiciese política separatista con el terrorismo yihadista de Barcelona en la manifestación, en la que la unidad debiera haber sido la mejor bandera.
De vuelta a Septiembre donde desgraciadamente la política del hormiguero seguirá monopolizada por el caso del separatismo catalán, perfectamente orquestado junto a los ánimos legítimos de identidad de la "diada", el once de Septiembre y el sentimiento propio hispano del doce de Octubre.
Muy triste.
Si de verdad preguntan a la hormiga sobre la resolución de los problemas sociales para los ciudadanos y de su calidad de vida, tiene aún más claro que a Puigdemont le queda mucho por hacer, en esto Miguel Ángel Revilla, Iñigo Urkullu, Javier Lambán, por citar algunos, pueden enseñarte mucho.
Cita de una hormiga genial, Cervantes: "El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho."