miércoles, 22 de enero de 2020

Pin o veto parental


En el hormiguero ahora se han levantado revolucionados sobre quién ejerce en último lugar la potestad de dictar el currículo educativo de las hormiguitas, en el fondo, la sombra del adoctrinamiento y de las ideologías, algunas ciertamente retrógradas.

Malos tiempos para el uso de la educación como arma arrojadiza entre pensamientos radicales, cuando lo deseable sería un pacto por la Educación con una reforma necesaria en métodos, objetivos, ayudas, e incluso en las básicas infraestructuras tecnológicas en un país desarrollado como se le supone a España.

La actual Ley Wert de 2013 de Educación es clara en cuanto a que es el Consejo Escolar, en dónde por cierto se encuentran representados los padres, el que tiene potestad sobre la aplicación de la línea pedagógica, incluyendo desarrollo, programación e información de actividades complementarias curriculares y de las extraescolares. En este caso, nos situamos en una idea de VOX sobre el cambio de dicha potestad hacia los padres, sobre materia curricular con una autorización firmada que permita o no su desarrollo al centro con los alumnos en determinadas “materias sensibles” que literalmente extraídas de su llamado “pin parental” son: “ideología de género, así como educación afectivo sexual” o también “cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad”, con lo que los docentes tendrían mermada su capacidad de enseñanza en materias troncales y específicas como por ejemplo, y entre otras: “ciencias sociales”, “biología”, ”valores éticos”, “valores sociales y cívicos”. 

Triste retroceso para el desarrollo personal sesgar los contenidos consignados en la declaración de derechos humanos de la mano de un atribuido derecho familiar, en la que se solicita además, por escrito al centro, el señalamiento de los autores del taller o actividad, para poder hablar de igualdad entre hombres y mujeres, de la sexualidad o de cuestiones anejas entre su libre elección.

Insisto que esta cortina de humo de unos y otros va en detrimento del fin último, la educación. Quizá pueda imaginarme cuestiones prohibidas del pasado, en cuanto al derecho al voto, el racismo o el valor único de determinada religión que sufrieran de acciones políticas en educación con los costes sociales que acarreó.

En las respuestas tampoco se ha sido muy prudente, pues se ha tachado a los padres de “interesados propietarios”, cuando al menos la potestad y responsabilidad de los actos de los menores sí les corresponde, por ley. Así, por ejemplo, se informa y solicita autorización para salidas del centro, pues son los padres los responsables finales.

Finalizo, no es una cuestión menor, pues invade la competencia y autoridad del docente, que se preguntará si no resultará mejor recurrir a técnicas del pasado como eran “saltar” los temas controvertidos en historia o en ciencias, eliminar determinados autores en filosofía o literatura,… “censurar”, en una palabra, para evitar problemas a corto plazo, pero creando uno fenomenal que deriva en evitar el libre pensamiento de escolares, poniendo vetos a su desarrollo personal (ver nota). Ya dije que los pensamientos radicales a izquierda o derecha nunca son deseables.

Nota. Artículo 27.2 de la CE: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.

Ver video programa completo en Visión 6TV

martes, 7 de enero de 2020

De todo menos una legislatura moderada


El nuevo gobierno presidido por Sánchez y en coalición con Unidas Podemos tendrá una legislatura de todo menos moderada. Hemos visto un debate bronco en el que se han proclamado por ambas partes consignas de antaño, en el que nos han recordado aquello de "las derechas" y "las izquierdas" demasiadas veces, y eso de todo lo acontecido es lo que más me preocupa.

Me ha preocupado no el programa social presentado, pero si las formas de los socios necesarios de este gobierno, en referencia a las instituciones de un sistema democrático que funciona desde el diálogo de la Transición. Me ha preocupado sobremanera el radicalismo de los que se arengan la oportunidad de llamar ilegitimo a un gobierno, queriendo utilizar en su favor parte de las instituciones, que subrayo, puede gustar o no, pero es legítimo. Me preocupa que la división parlamentaria fragmente, como está haciéndolo, no solo la sociedad en Cataluña sino también en el resto de España. Ya dije que tras el 10N se radicalizó el Parlamento por izquierda, derecha, centralismo y descentralismo.

Me preocupa la sobreactuación en determinados momentos del candidato para mostrar un nuevo discurso, me molesta la actitud chulesca de "sin nosotros no habrá legislatura" de separatistas, me sobrepasa el descrédito institucional de radicales, me asusta el control judicial que se augura o el ya augurado, las algaradas ante derechos inexistentes de independentistas, los cominos, el rancio llamamiento a las fuerzas armadas, y todo con la excusa de un diálogo que los reclama y necesita a todos, sin excepción.

Por todo ello, tiene un gran reto este gobierno, el más difícil, el social. Todo dentro de un escenario económico y global muy complejo en Europa y en el mundo. Lo más duro es que el primer punto para este gobierno es montar una mesa bilateral para hablar de la independencia de un territorio... y después todo lo demás. Seguiré convenciéndome de que todos los españoles somos iguales, o quizá al menos los castellanos, o los manchegos. Ya dije hace tiempo, hagamos política, hoy es más necesario que nunca, le deseo todas las suertes a el gran trabajo que les espera, los ríos seguirán corriendo. 

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