En otros tiempos de juventud y de guerra fría siempre se jugaba con un cataclismo nuclear como tercera y definitiva gran guerra mundial, los bloques confluían en Europa y la tensión estaba en el ambiente creándose organismos de aliados para mantener el "status quo".
Aquello pasó en los noventa pero los dos bloques se trasladaron a las zonas de tensión de países árabes como Irán, Irak, Afganistan o Siria. Productores del oro negro, USA y Rusia se disputaban el control para su propio beneficio, pero el control se les escapó de las manos cuando en pos de un Dios se organizaron y sembraron el terror en los países desarrollados de uno y otro bloque.
La semilla del mal desde la religión fue calando en las clases más desprotegidas y desplazadas de estos países para acabar en una situación insostenible de miedo ante la que solo cabe la unidad y la respuesta bélica, al menos así se ha interpretado desde Francia.
En esta situación, volvemos a ser singulares, pues primero nos identificamos con Paris, después aparecen algunos rompiendo la unidad como Podemos o IU, finalmente pedimos plazo para actuar, porque estamos en tiempo de elecciones y no podemos distraer al votante, claro, es que algunos ya han aprendido la lección del 11-M.
Es necesaria una respuesta mundial en Siria que acabe con el terror y con la barbarie de cinco años de guerra unidos a un proceso de exilio forzado a Europa de miles de refugiados, en esa coyuntura España tendrá que actuar de acuerdo a su identidad y alianzas.