Pues con el buen tiempo la hormiga ya no para de trabajar, aunque esta tarde se ha dado una vuelta y con la chaqueta irónica, quizá cervantina, bajo la nieve, ha recordado la que se nos viene encima en poco más de un mes, elecciones, elegiremos candidato, quizá no haya gobierno, y si lo hay, quizá no gobierne quien gana, que disparate, ¡el lobo, qué viene el lobo!, decía el cuento.
Pero eso no es lo mejor, en la arena política ahora resulta que tenemos constitucionalistas y no constitucionalistas, sistémicos y anti sistema, fascistas y golpistas, pero programas lo que son programas, nada o poco conocemos.
Están, si buscamos de izquierda a derecha, el candidato que vive en un súper chalé de la sierra madrileña tras enfrentarse al desahucio, que ocupa las listas con su pareja, número uno y dos, después tenemos al que se huele que aunque gane puede no gobernar, buscando ahora pactos a izquierda y derecha, convidando a su país a los viernes sociales que no podremos pagar sin dar cuentas de nuevo en Europa, y limpiando del aparato a la que le enfrentó en el pasado, luego tenemos al hombre cada vez menos centrado, le han dejado tan poca arena sus rivales que no sabe a quien fichar ni a qué tránsfuga recibir para formar una alternativa que le salga bien, después el que abre la puerta al centro con el hijo del mejor presidente de nuestra reciente democracia, pero que tiene ocurrencias de cambio de papeles por hijos... y por último, cha chán... ¡ellos!, estos que formando el aparato de su partido cada día nos sorprenden con un elemento mejor, ahora un candidato de pasado neonazi, agresor, que se dedica al turismo, hace unos días el que quería tratar con terapias a homosexuales, pero en serio ¿creen que nos hemos vuelto locos en el hormiguero?
Lo mejor está por llegar, porque la llave quizá recae de nuevo en los de los lazos amarillos y para colmo nos toque repetir elecciones como antaño.
Pero centrémonos en esta locura y dediquemos un rato a observar la que se nos viene encima. Ahora Él se ha quedado de salvador único y tendrá que pedir el voto entre procesión y procesión con su chaquetón progre, en Semana Santa, aunque ya no le quiere nadie, ni tan siquiera el PSOE de Tezanos, que no sabe cómo cocinar los datos, lo haga como lo haga ha conseguido que no le crea nadie, nada más quijotesco, el hombre hecho a sí mismo desde Cataluña como nueva derecha, por su parte, ha denostado su discurso y el centro le quema a izquierda y derecha, los populares renacen de sus cenizas sin creer posible una victoria sin sus nuevos primos radicales, de los que se dice que no son constitucionales, esos que se apresuran a pedir libertad de defensa con pistolas, y yo que pensé que esto lo habíamos superado.
He recibido algunas críticas diciéndome que no puedo persuadir a la abstención, y nunca lo he hecho, ni el voto en blanco lo he considerado como una salida democrática, pero díganme solo una cosa, ¿cuál es el menos malo? Espero sus consejos, y mientras leo los consejos quijotescos para el buen gobierno de una ínsula.