Faltaba encontrar a un periodista o comunicador que cerrase el equipo. Cuando todo empezase habría que comunicar y extender las noticias de acuerdo a lo que se esperase de ellas.
En una fiesta de sociedad se encontró con H-238777, habían sido compañeras de nido, pero no se conocían, sin embargo fue la excusa perfecta para comenzar la conversación en la que pronto aparecería el proyecto sobre una nueva opción política para cambiar el sistema que tenía en su cabeza H-239791. En aquellos días, la reina decidió abdicar en el heredero, entonces el periodista sagazmente preguntó su opinión sobre la posibilidad de una república para el hormiguero. H-239791 le comentó:
—La cuestión es muy compleja, pues aparentemente la República es más democrática, mas sólo aparentemente. Resulta convincente, pero al tiempo las elecciones al Presidente de la República serían controladas por los partidos políticos, con el agravante en nuestro hormiguero que se trata de una opción vinculada por tradición a la izquierda radical. Por otra parte, el poder político debiera quizá ser cambiado, pues actualmente el máximo poder en nuestro hormiguero recae en el Primer Ministro o Presidente del Gobierno y no en el Rey. Una República es más difícilmente maleable en beneficio del gobierno.
H-238777 le respondió:
—Pero a fin de cuentas el candidato es electo, no por sangre…
Entonces H-239791 insistió:
—Ahí está el quid de la cuestión, entre nuestra clase política dónde encontrarás a algún candidato mejor preparado que el heredero, dime, esta es una cuestión de tecnocracia como la que se demanda para nuestra clase política. Conste que no soy un monárquico convencido pero si rebato la república tal como se entiende en nuestro hormiguero y sobre todo la calidad política que tendríamos, creo que un sistema parlamentario con un jefe del gobierno fuerte y un jefe del Estado con labores fundamentalmente representativas, siempre controladas por el Parlamento es, sin duda, mejor.
Aquella conversación de calado hizo que ambas hormigas se conocieran mejor y se emplazaran para nuevos vínculos futuros.
Frase célebre de una hormiga (Arthur Schopenhauer):”La forma monárquica de gobierno es natural a los hombres como lo es a las abejas, a las hormigas, a las aves migratorias, a los elefantes, a los lobos y a otros animales, todos los cuales designan a uno de ellos para que dirija sus actividades”.
Victor, no puedo estar más de acuerdo contigo. Además, aquellas hormigas que se desgañitan pidiendo República, son un puñado de sentimentales y trasnochados que, en realidad, lo que quieren no es la Tercera República sino resucitar la Segunda República, tan democrática, respetuosa e igualitaria que todos sabemos cómo acabó, o trasladar a España la no menos democrática, respetuosa e igualitaria República Bolivariana de Venezuela, ejemplo de progreso y bienestar del pueblo.
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