viernes, 15 de septiembre de 2017

Carta: En España comienza un tiempo de excepción hacia el 155

Lérida, agosto 2017. Las tres alturas en Cataluña.
Foto del autor.
Debo señalar, para comenzar este artículo de opinión, que me refiero a un hecho actual desde una perspectiva socio-política, la aplicación tácita del artículo 155 de la Constitución Española al que se dirige irremediablemente nuestro país a causa del gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña.

El plan detallado sobre este mes, estaba claro, ya lo había adelantado la hormiga. Había que cruzar la linea de la legalidad y se teatralizó en el Parlamento autónomo el pasado siete de septiembre con el fin de aprobarse un plebiscito bajo el argumento de derecho a la autodeterminación del ordenamiento internacional, que en ningún caso se justifica para el caso catalán-español. Después, ya saltada la barrera era previsible el descontrol de la CUP que arengaba para la aprobación de otra norma que prevé una república catalana sostenible. La "diada" culminaría el acto escénico, con la masa social enfervorizada entre esteladas en la calle, aunque, el primer aviso fue que finalmente hubo menor participación de la esperada. Este fue el inicio de "excepcionalidad" al que se refería Montoro hace unas horas, la mañana del viernes 15. 

Bajo el amparo de la ley, se han desencadenado respuestas por parte del Estado en todos los sentidos, aunque hoy se ha dado un paso rotundo hacia el 155, la respuesta a la negativa de control de gastos del ejecutivo autonómico, la hacía pública el ministro de Hacienda, dando a conocer una medida sin precedentes: el control de facto del gasto por el gobierno central, dando dos días tras publicación en el BOE el lunes para que Puigdemont retorne a la obediencia, en línea con lo que se indica en ese artículo. Entramos pues en una pérdida real de poder autonómico en favor del Estado, pues los pagos a funcionarios y proveedores los ejercería éste directamente.

Todo hace pensar, que estos independentistas neotaurinos (celebran sus actos en plazas de toros como la de Tarragona) aupados por la CUP, no darán marcha atrás, pero la intervención es ya un hecho a nivel policial, judicial, postal, institucional... 

He dicho muchas veces que el desconocimiento histórico provoca miopía sobre un pueblo, condenando a repetir sus errores. Recordemos los derroteros de Companys y del resto de políticos que llevaron a proclamar la república catalana el 6 de Octubre de 1934, pone los pelos de punta recordar la crítica que desde el diario La Vanguardia se hizo de su discurso aquel mismo día:

"Es algo formidable. Mientras escucho me parece que estuviera soñando. Eso es, ni más ni menos, una declaración de guerra. ¡Y una declaración de guerra —que equivale a jugárselo todo, audazmente, temerariamente— en el preciso instante en que Cataluña, tras siglos de sumisión, había logrado sin riesgo alguno, gracias a la República y a la Autonomía, una posición incomparable dentro de España, hasta erigirse en su verdadero árbitro, hasta el punto de poder jugar con sus gobiernos como le daba la gana! En estas circunstancias, la Generalidad declara la guerra, esto es, fuerza a la violencia al Gobierno de Madrid, cuando jamás el Gobierno de Madrid se habría atrevido a hacer lo mismo con ella."

Respecto a la sociedad, toda está ya muy cansada del largo proceso, algunos piden que nos dejen en paz, que hagan lo que quieran, pues el dolor es grave para aquellos que en tu propia casa te rechazan y criminalizan continuamente. Entre las reflexiones subrayo la que un amigo me daba el otro día, "dejémosles ir hacia el abismo de un estado imposible social y económicamente hablando". Somos dieciséis Comunidades más, y dos ciudades autónomas, hartas de que se nos ninguneé continuamente, se nos cambie la historia a capricho, se haga de una lengua un símbolo de diferenciación, de una bandera otro de opresión y colonialismo figurado, de unos sentimientos y trajes típicos las garantías de pueblo, país y nación, y de las quejas de la otra España una aclamación al insulto y al odio.

Pobres españoles y de entre los manchegos, castellanos, gallegos, extremeños, andaluces, madrileños, murcianos, valencianos, vascos, leoneses, canarios, baleares, melillenses, ceutíes, aragoneses, navarros, riojanos, asturianos, cántabros, catalanes,... pobres estos últimos por dos veces, pues sus políticos han abandonado sus actividades entregados a una quimera que conocen imposibiltaría su futuro, y de paso han fomentado el odio entre sus amistades tanto en su propia casa como en la del resto.

Confío en que este avance hacia ninguna parte se frene antes del uno de Octubre, en otro caso estoy seguro que el 155 avanzará, pues ya ha llegado, sus consecuencias serán malas para todos, pero las peores quedarán para estos españoles que viven en Cataluña y por esto son catalanes.

Cita de un español: Reclamo diálogo y unidad, desde el respeto a la diversidad, en las mismas condiciones, como castellano no oprimo a nadie, pero tampoco quiero sentirme oprimido por los privilegios de otros.     

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