Ayer se celebraba un aniversario
“fracasado”, el del armisticio de la Gran Guerra, que puso fin a tantos
horrores, pero no a la forma de gobierno basada en el proteccionismo y
nacionalismo. En poco más de dos décadas volvían a reproducirse desavenencias
que llevarían a Europa y al mundo con ella, hacia el holocausto nazi.
Cuando Schumann, el perfecto
hombre europeo por su condición germano-francesa, en 1950 pronunció las
palabras: “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará
gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de
hecho”, dio con la oportunidad de progreso europeísta, el final de históricas contiendas
de poder. La respuesta era la cohesión, la colaboración, el entendimiento y
respeto a la integridad desde el ejemplo de un eje entre vencedor y vencido,
soportado en un proyecto de colaboración franco-alemán. El espíritu Schumann es
el que ha propiciado el desarrollo de Europa, pero ayer en París se revivieron
historias del pasado que ojalá no propicien la repetición de su desenlace.
Macrom en los Campos Elíseos,
bajo el Arco del Triunfo, que en el XIX festejara las victorias militares de
franceses sobre rusos y alemanes, dio con otra gran frase para analizar “el
patriotismo es exactamente lo contrario del nacionalismo”. Estupefacto Trump en
su mirada muestra su clara distancia con la frase, la de un presidente que se
aúpa en el poder sobre el eslogan de Monroe “América para los americanos” y
arbitra por un nuevo mundo en desarrollo baja el continuo contrapeso de la
estabilidad de los dos bloques a modo de renovación de una nueva guerra fría
con Putin como singular coautor. Europa se tambalea con los nuevos
nacionalistas y populistas y el mundo con la exclusión al desarrollo como
bandera.
Macrom junto a Merkel saben que
están más cerca del fracaso que hace unos años, la crisis económica de la deuda
y la progresión de los nacionalismos junto a populismos están drenando el sueño
europeo, por no hablar del invitado de excepción que nunca quiso serlo, así lo
hizo ver una vez más May que marchó a Gran Bretaña tras una visita relámpago a
su país vecino sin nada que decir en el ceremonial francés, salvo que no cree
en el proyecto europeo y que el BREXIT va de veras.
Netanyahu también abandonó
rápidamente la Conferencia de Paz, a la que Trump directamente renunció a ir,
por la nueva incursión en Gaza de su ejército, mientras todos miran hacia otro
lado cuando se habla de Ucrania, Líbano o Yemen, todas con un origen común en
aquel armisticio y Gran Guerra de hace 100 años.
Sólo, desazonado, más allá de
repetir errores del pasado, siempre desde niño me pregunté si las sociedades no
se daban cuenta de aquellos líderes que las conducían inexorablemente a la
ruina social y la destrucción, como Alemania en tiempos de Hitler, creo que la
respuesta es que la sociedad busca a su líder dependiendo de hacia dónde quiere
avanzar, por lo que estamos ante un momento en el que sólo hemos de analizar
bien a nuestros dirigentes para conocer dónde vamos como sociedad. Concluyo
diciendo que no me gusta nada lo que he visto en París.
Las sociedades eligen a sus líderes. El bajo nivel de compromiso, especialmente entre jóvenes y lo difícil que es para una mujer, no ya dirigir, sino aspirar a ello , son dos paradigmas que creo que explican el nivelazo de nuestros dirigentes.
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