Celebradas las elecciones
municipales, autonómicas en la mayor parte de comunidades, y las europeas, uno
puede hacer balance sobre políticas y políticos, que aquí el género si
discrimina aún. En la elección más cercana, la local, son dos los claros
partidos que acaparan más de la mitad de votos y el PSOE el que gana el millón
de votantes que pierde PP, así como unos dos mil concejales que ahora les
diferencian, siendo muy ventajoso el número de ediles para los de Sánchez.
Visto el número de concejales no es muy fuerte la caída, pero recuerde el señor
Casado que no se votaba al Secretario General, ni casi a la gaviota, malherida
tras el 28A, ahora se había centrado huyendo del espacio de VOX, pero vuelve a
reclamarlos en la mesa de negociaciones para pactar poder. Sin embargo, si
consultamos las europeas, mucho más cercanas a las nacionales, la diferencia se
incrementa ahora con casi un 12% de diferencia, repitiendo claramente
resultados de una segunda vuelta en la que salen perjudicados tanto naranjas,
morados y verdes. El mal ajeno, y las posibles mayorías salvan los muebles de
Casado, pero ¿a qué precio?
Del que no queda resquicio es de
Iglesias, sin apenas concejales, con una IU humillada, y las dos ciudades
principales en manos de amistades peligrosas, que posiblemente no llegarán a
gobernar, la cosa no pinta bien. Pero si nos fijamos en las autonómicas el
desastre es colosal, de Castilla-La Mancha, por ejemplo, han sido fulminados al
completo, dimitiendo García Molina a las horas del escrutinio y toda su
ejecutiva a pesar de ser parte del gobierno en funciones. La vergüenza de las
palabras contra Amancio Ortega, mientras busca desde su magnífico chalet colocarse
en el próximo gobierno de Sánchez fueron escuchadas, la estructura de un
partido mantenido desde la familia que se disgrega con los socios fundadores,
el ansia por alcanzar la tan desdichada casta, todo un compendio de errores que
vacían de contenido ideológico un experimento sociológico que se convertía en
protesta ante una crisis económica. A pesar de todo, insiste en un hueco en el
gobierno, es increíble, pero cierto a pesar de las espinas de Ramón.
Del otro experimento, el de los
verdes de VOX que se nutren de la unidad de España, decir que por el momento
han aguantado el tirón, aunque el techo parece haberse alcanzado en las pasadas
generales, pero el poder en el ámbito local y autonómico es ahora la tarea para
el PP y Ciudadanos. Ese tripartito al corte andaluz no es garante de buen
futuro, y sobre todo la ciudadanía tomará nota, por lo que las barreras de
Rivera ante Sánchez ya han sido tumbadas y levantadas para Abascal, abriendo
procesos de negociación en Castilla y León o en el mismo Albacete.
De todo esto, una vez acabados
los procesos, deduzco que tendremos un gobierno socialista para cuatro años que
solo pende del escollo catalán, que sacan pecho revalidando aún mejores
resultados con ERC a la cabeza. Harían bien en entenderse y hacer valer la
abstención con tantos frentes abiertos al margen del secesionismo, pues quizá
ni tan siquiera tengan la opción de llave para el gobierno.
Respecto a las encuestas, en lo
referente a Castilla-La Mancha sí que aventuré y acerté la mayoría de Page, el
derrumbe de Nuñez, y afortunadamente erré en pensar que el reparto radical era
mayor del que finalmente se produjo.
Comienzan los pactos,
negociaciones e intereses de partido, puede que alguno deba renunciar a
ministerios, otros al poder en beneficio del partido, y si la consecuencia
fuera en paralelo a resultados quizá en el paro político. Hagan sus apuestas,
aunque esto del juego lo dejo para otro artículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario