Detalle del Belén. Foto del Autor |
En el camino contamos como siempre con detractores y promotores, lo cierto es que en nuestro país la tradición siempre retrasó los preparativos navideños a la primera o segunda semana de diciembre puesto que las celebraciones avanzan hasta Epifanía (los Reyes), cuando tenían lugar las compras más relevantes fuera de los preparativos para las dos grandes cenas familiares.
Analicemos las tres razones de peso para que este proceso sigue avanzando, por un lado, la eliminación de la estacionalidad económica, es decir, tratar de estirar al máximo los períodos de compra compensando las cifras de venta y los costes fijos, por otro, el avance de lo laico en detrimento de la religión y sus tradiciones, y por último, el más relevante, la globalización tecnológica que nos invita a la compra desde casa con Internet y nos lleva hasta al ciber-lunes.
Mirando atrás con perspectiva, ciertos comportamientos han cambiado, nos cuesta más hablar que chatear, saludar que enviar emoticonos, compartir que consumir, pensar que dejarse llevar, aunque sin embargo, uno mira los anuncios de televisión y observa con estupor como las mascotas y muñecas son cuidadas por niñas, y los guerreros, coches y videojuegos de lucha son patrocinados por niños. Quizá por esto estamos lejos de solventar determinadas lacras sexistas y sociales.
Mi recomendación para esta semana, que trataré de aplicarme, pasa por no dejarse llevar fácilmente, saludar más y poner el árbol y el Belén en familia tratando de hacer felices a los que nos rodean.
Sobre los políticos, tienen un adviento convulso en Cataluña pues los ciudadanos están cansados de escuchar lo mismo una y otra vez, aún así puede ser mejor repetirlo para no caer de nuevo en el ridículo, lo digo porque ahora Puigdemont quiere someter a referéndum la pertenencia a la UE de los catalanes, quizá esté preparando un nuevo exilio ahora a Rusia o Venezuela.
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